jueves, junio 7

Manuel Preciado Un ejemplo de Resiliencia

“La vida me ha golpeado fuerte. Podría haberme hecho vulnerable y acabar pegándome un tiro, o podría mirar al cielo y crecer. Prefiero la segunda opción” solía decir Manuel Preciado.



Estas frase fueron pronunciadas después de recibir innumerables golpes, esos golpes que a veces nos da la vida y que nos puede arrancar el alma, fueron pronunciadas después perder a su mujer, a un hijo en accidente de tráfico y finalmente a su propio padre en un lamentable atropello.

Y ante tanta adversidad, cabe preguntarse ¿qué es lo que le lleva a una persona a pensar y a sobrevivir como pensaba y sobrevivía Manolo Preciado?, esto es lo que se conoce con el nombre de resiliencia y que me gustaría explicar en este Post.

La resiliencia no es otra cosa que la capacidad que tienen las personas para reponerse de los golpes y adversidades que nos presenta la vida, es una capacidad poco frecuente, producto de una naturaleza excepcional. Sin embargo, este proceso de resiliencia todos los hemos pasado en momentos determinados de nuestra vida, con mayor o menor intensidad, actuando cada uno, de forma diferente ante situaciones similares.

Esta capacidad de superar una situación dolorosa y traumática, (Resiliencia) es un comportamiento común en el ser humano. La gente es capaz de sobreponerse a lo peor valiéndose de comportamientos muy diferentes entre sí, pero guiados por un mismo propósito: demostrar que, tras la tragedia, es posible seguir generando y experimentando emociones positivas. Los golpes de la vida, cuando no nos destruyen, nos fortalecen y nos cambian; y en el mejor de los casos nos ayudan a madurar.

Por eso las personas con mayor capacidad de resiliencia pueden sacar mayor ventaja de las adversidades, y con ello aprovechar las experiencias negativas, para crecer.

La vida sabemos que es más complicada para, unos que para otros, donde los factores ambientales, sociales, familiares…se convierten en grandes trampas, que si no se sabe salir o manejar, nos llevará a un estado emocional negativo, este caminar por la cuerda floja puede terminar en un desequilibrio total y de aquí, al abismo emocional, pero como hemos podido ver en el caso de Manuel Preciado parece que todo se puede superar y de nuevo volver a empezar y llegar a lo más alto.

Emily Werner estudió hace treinta años a setecientos niños hawaianos que vivían en condiciones desfavorables; y luego de unos años comprobó que un tercio de esos niños, contra toda previsión, había logrado alcanzar una vida productiva y satisfactoria.

Los neurocientíficos afirman que hay cerebros más resilientes que otros, porque la capacidad de resiliencia depende de un complejo sistema de mediadores neuroquímicos; de modo que para actuar en forma resilientes se necesitan ciertas condiciones mínimas biológicas, cierto entorno familiar y social y ciertas características de personalidad.

Es una sugerencia del Programa “Unas Buenas Razones para Disfrutar Educando a tus Hijos”

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